En el Real Madrid tienen muy claro que el próximo verano debe servir de punto de inflexión que sirva para dar un cambio general al equipo, introducir caras nuevas, que traigan energía renovada a un vestuario que si es menester será pintado para que todo sepa y huela a estrenar cara a la temporada 21-22. Savia nueva. Los cambios que se avecinan no se quedarán tan solo en el verde. La transformación será grande y profunda, pero marcada también por la situación económica del fútbol en general y del Real Madrid en particular. Sin prisa, pero sin pausa es la máxima que están aplicando desde ya en la zona noble blanca. La búsqueda de talento ya se ha iniciado, sin descartar alguna operación de las de antes siempre y cuando impere la cordura económica.
Los dirigentes blancos son conocedores de que los números están ahí y que son inflexibles. Dicen que se necesita vender jugadores para equilibrar balances, cuentas, dar tranquilidad social, pero sin descuidar lo deportivo. En cuanto a gastos hay que ahorrar 80 millones de euros, ya en caso contrario el club no cubriría el presupuesto marcado. Hay preocupación, pero a su vez control de la situación.
En eso de los posibles traspasos, no hay lista de salidas ni nada por el estilo, pero sí se puede afirmar que todos los jugadores tienen un precio. Nadie ni nada escapa al momento actual que atraviesa el mercado. El entrenador, ya sea Zidane o cualquier otro, tendrá que decir mucho. pero debe asumir desde el principio el proyecto de la entidad de la apuesta por jóvenes talentos, a los que hay que cuidar y dar confianza para su crecimiento.
El cómo ha afrontado las renovaciones de Luka Modric, Lucas Vázquez y Sergio Ramos, es la gran demostración de lo que se avecina. Postura firme y dura del club a la hora de sentearse a negociar. Propuesta hecha y no aceptada, salvo en el caso del croata.
La necesidad de la venta de activos deportivos, en cuanto a dinero a recaudar, estará directamente relacionada con la rebaja de sueldo que jugadores y club están pactando de manera individual, tras no lograr un acuerdo colectivo. Los jugadores se negaron como grupo, algo que sí hicieron en el pasado mes de abril.
Jovic y Odegaard en su salida del club como cedidos, han sido los pimeros en dar el si a la rebaja social, algo que también han hecho otros tras un primer contacto con los dirigentes blancos.
Un final de ciclo y el inicio del siguiente debe llegar con caras nuevas de manera inevitable. Las salidas deben dar estabilidad económica y servir para retomar el sitio deportivo, que, por cierto, todavía puede recuperar sin son capaces de luchar por Liga y por la Champions.En la mano de los jugadores está, esos mismos que debe hacerse valer para asegurar su continuidad.