Jovic y Modric tienen ambos sangre balcánica y, además, comparten nombre de pila: Luka. Pero no les busquen muchos más parecidos. Ya sé que el Balón de Oro de 2018 tiene 34 años y el joven jugador fichado en verano por 60 millones de euros sólo ha soplado 22 velas. Pero hay situaciones que demuestran que al excañonero del Eintracht le está quedando grande la camiseta del Madrid. Y conste que a mí me enamoró el año pasado con los goles de killer puro que metía en Frankfurt.
De hecho, festejé su fichaje convencido de que sería el ‘9’ de área que le hacía falta a esta plantilla para ser casi perfecta (la perfección sólo se alcanzaba con Cristiano en el césped). Es cierto que en sus escasas apariciones ha tenido mala suerte en momentos que podían haber cambiado su rumbo. Le anularon dos goles por el VAR y se encontró con alguna parada de mérito.
Pero si sólo lleva dos goles a estas alturas es por no estar totalmente centrado. No me voy a meter en su escapada a Belgrado (cuando hay un hijo por medio es mejor no pontificar), pero es evidente que Zidane ha visto cosas que le han hecho rectificar. Mariano es ahora la primera alternativa a Benzema. Por algo será.