La primera temporada de Luka Jovic en el Real Madrid no está siendo ni de lejos la esperada, ni por el club ni mucho menos por el propio jugador. Solo dos goles, muy poca continuidad y una lesión que sumado a ciertos episodios extradeportivos le han colocado ante una situación de incertidumbre de cara al próximo mercado. Porque su rendimiento ha generado dudas y porque hay equipos interesados en el serbio, tanto en cesión como en compra.
Sin embargo, Jovic lo tiene claro. Su plan es quedarse en el Madrid y dar la vuelta a la tortilla. Con una lesión muy complicada que no le asegura poder volver en condiciones antes de que acabe esta anómala temporada, sabe que debe tener paciencia. A su favor juegan distintos factores. La inversión realizada por el Madrid (60 millones) es un arma de doble filo, porque las expectativas son altísimas, pero también supone un salvoconducto para permitirle una segunda oportunidad. De haber habido menos gasto, hubiera sido más fácil ponerlo a la venta.
Del mismo modo, el mercado pone muy difícil la compra de un ‘9’ este verano, con los planes del club enfocados cada vez más a 2021 con Haaland y Mbappé. Esa a priori dificultad de reforzar el puesto le beneficiaría. Además, lo que convenció al Real para ficharle sigue ahí, su eclosión goleadora de hace apenas un año, cuando llamó la atención de los grandes de Europa, incluido el Barça.
Hay otro elemento nada desdeñable: Zinedine Zidane. El entrenador no sólo dio el O.K. a su incorporación en la primavera del año pasado, sino que además tomó parte al llamar personalmente al jugador para transmitirle todo lo que le esperaba en el Madrid si se decidía a dar el paso. Aquella llamada de Zizou la tiene muy presente Jovic en los momentos más bajos del curso. De hecho, el propio Zidane le quiso quitar presión allá por el mes de enero: «Jovic es el futuro, va a marcar muchos goles». La suerte tampoco ha estado de su parte. Los palos y el VAR le han impedido sumar tres o cuatro goles que seguro le hubieran ayudado a cambiar la dinámica que llevaba hasta el parón, momento en el que Zidane decidió relegarle para dar una oportunidad a Mariano.
Jovic también sabe que los inicios en el Madrid a veces no son fáciles. Y tiene dos ejemplos en el vestuario actual. Uno incluso es cercano al serbio: Luka Modric. El croata, partiendo de la base de que su primer año fue mejor que el de su tocayo de Belgrado, también sufrió durante meses para ir adaptándose al equipo. De hecho le costó ganarse el hueco como titular indiscutible. El otro es Karim Benzema, que llegó muy joven a la Casa Blanca (21 años, igual que Jovic) y que, aunque también tuvo mejor primer año (nueve goles), sufrió algún que otro episodio extradeportivo, ahora ya por completo olvidados.
Pero Luka tiene mercado. El Nápoles lo desea, de mismo modo que hay un equipo de la Bundesliga que ha preguntado por su cesión y otro de la Premier que está dispuesto a presentar una oferta para hacerse con su traspaso. Clubes potentes para tratar de llevarse a un goleador, una especialidad que escasea en el mercado. Sin embargo, Jovic, que firmó seis años con el Madrid, no quiere tirar la toalla por una salida falsa en la exigente carrera que es vestir la camiseta madridista.