Jugar en julio es bueno para Luka Modric. Hoy, 11 de julio, hace dos años que comandaba la revuelta croata, la remontada ante Inglaterra que llevó a su selección a la final del Mundial de Rusia. Lo que allí se vivió tiene cierto paralelismo con el Modric de hoy. En cuartos y semifinales del Mundial hubo un momento en el que la estrella croata parecía que se caía, que no tenía más dentro de sí. Y de repente se levantó para tirar de los suyos y convertir el cansancio en gesta.
El Modric de julio de 2020 es la mejor versión desde Rusia. La temporada pasada, como era de prever y más con una pretemporada que no existió para él, se lo tragó. Y no tuvo la protección de un equipo que se derrumbó. Nada de eso hizo dudar a Zidane. Luka es de los suyos y sobre él iban a seguir girando los párametros de muchas cosas en el Madrid.
El camino esta temporada tampoco ha sido sencillo para el de Zadar. Dos lesiones musculares entre agosto y medidas de octubre le impidieron coger ritmo de competición. El banquillo fue un lugar que visitó más que de costumbre, pero él no dudaba. Estaba seguro de que en cuanto tuviera continuidad su nivel iba a ser alto.
Y llevaba razón. Ya antes del parón, el valor de Modric crecía. Y tras la vuelta de LaLiga ha sido titular en seis de los ocho partidos, y ante el Espanyol no pudo estar por sanción. Sólo en Anoeta fue suplente y nada más tuvo un minuto de juego.
Los últimos partidos, sobre todo ante Athletic y Alavés, han dejado la imagen de un Modric dominador, la figura del gran gestor del juego blanco a través del que el Madrid dominó Europa tres temporadas seguidas. Su presencia se ha disparado y cada vez que sus compañeros se ven el problemas tienen clara la solución: balón a Luka. Más allá de una buena colección de recurso de genio, Modric ha sido el referente que carga al medio campo del Madrid de un elemento diferenciador. El complemento perfecto a la rocoso de Casemiro y la eficacia de Kroos.
La versión recuperada de Modric es una de las claves de este Madrid de los 24 puntos seguidos que está a las puertas de ser campeón de LaLiga. Sería la segunda para el croata, ejemplo de lo que Zidane pedía a los suyos hace ahora un año en Montreal. Sería el título número 16 para Modric con la camiseta del Madrid. Uno de lo más especiales, porque ha demostrado que se quiere retirar en el Madrid con argumentos de juego.