No fue un gol cualquiera. Fue el de un estilo propio, el de un jugador hecho así mismo y que se inventó un remate en dónde pocos verían hueco alguno, pero que debido a su capacidad para rematar con el exterior del pie, encontró el sitió justo para poner el balón lejos del alcance de Jaume Domenechn. Fue el gol de la confianza y la demostración de que el croata atraviesa el mejor momento del ultimo año y medio. Cuando juega aporta, aparece y es decisivo para que su equipo de demostraciones como la hecha ante el Valencia.
Modric se siente bien más allá de las suplencias de los partidos ante Atlético, PSG o Barcelona. Su filosofía le impide bajar los brazos y ahora sabe que está ante una buena oportunidad para recuperar su sitio entre los elegidos ante las lesiones de otros jugadores y la decisión de Zidane de darle mayor protagonismo a los centrocampistas en lugar de dar la alternativa a jugadores como Vinicius o Rodrygo.
Esa frescura de piernas ha llevado a Modric a tener más capacidad ofensiva de la que acostumbra. Sus dos últimos goles reflejan a la perfección esa rapidez y resistencia que vuelve a tener. El logrado el pasado sábado ante los de Bordolás, el centrocampista persiguió el posible pase de Valverde de un área a la otra, sin importarle eso de llevar otros 93 minutos corriendo. En Yeda cerró el partido en un alarde habilidad y anticipándose a los movimientos de los defensas del Valencia con ese toque de exterior de su pie derecho.
Además, a ese acierto goleador que está demostrando Modric durante esta campaña (ya suma cinco tantos), hay que añadir su habitual lucidez a la hora de asistir a los compañeros, añadiendo cuatro asistencias a sus números, lo que le convierten en el segundo jugador que más aporta en lo ofensivo por detrás de Benzema que llega hasta los 16 goles y 7 asistencias. Kroos es el tercero de la lista con cuatro goles y cuatro asistencias.